Revisionismo histórico y jueces de la historia

Periódico: 
Las Provincias
28/05/2019

Un tal López, para más señas presidente del gobierno mejicano, ha tenido la desgraciada ocurrencia de convertirse en cabecilla de un grupúsculo de políticos que se apuntan a un bombardeo con tal de socavar los cimientos de la nación española y su sistema de gobierno, la Monarquía.

El procedimiento es antiguo, viejo y caduco, el revisionismo histórico, es decir juzgar el pasado con legislación actual y, al tiempo que revisan, se ponen la toga y juzgan condenando.

La Leyenda Negra es el resultado de ese revisionismo secular y de los intentos, antiguos y virales, por conseguirlo, desde fuera y desde dentro, lo que ya denunció Bismarck con gran clarividencia.

El tal López, es decir un descendiente de uno de tantos Lope como desde España hicieron Las Américas en busca de fortuna y posición, exige al gobierno español que pida perdón por un supuesto genocidio realizado durante la conquista y colonización sobre la población indígena durante el reinado de los Austrias, así como también al actual Rey de España, Felipe VI, un Borbón, primera incongruencia producto de su precipitación e ignorancia.

Si decidiéramos perder el tiempo subiendo al desvencijado carro de ese revisionismo absurdo, empezaríamos en tan temprana fecha como treinta mil años antes de nuestro Señor Jesucristo, cuando se fija por arqueólogos y antropólogos despistados la llegada aquí de los Sapiens Sapiens o Cromañones, pueblo africano, con la consiguiente extinción de la población indígena, los maltratados desde su descubrimiento, hace más de un siglo, Neandertales, sin dejar rastro de ellos, salvo alguna “semillita” que depositaron en no muy frecuentes devaneos permitidos. Dado que el origen de los conquistadores-exterminadores no es muy seguro y va desde el norte al este africano, la concreta impugnación a un gobierno actual resulta problemática, salvo que se piense en Boko Haram o en el Daesh.

Pero como ahí no para la cosa, seguiríamos con los pueblos mesopotámicos o egipcios empeñados en la constante deportación del Pueblo de Dios y estos en la vuelta a la Tierra Prometida. Para seguir con los macedonios, cuyo Hernán Cortés de la época, es decir Alejandro Magno, conquistó y sojuzgó a más de medio mundo conocido.

O a los mongoles invadiendo sin parar a China, de ahí la Gran Muralla que tuvieron que levantar sus emperadores, modelo que ha inspirado a Donald Trump para levantar otra similar de acero en la frontera mejicana, aquí para evitar la invasión de las hordas de Zapotecas, Mayas y algún Azteca superviviente de Otumba, que el señor López envía para quitárselos de enmedio y que no molesten, ya que los pueblos indígenas de Méjico sufren racismo, discriminación, pobreza, exclusión y analfabetismo .

Y así en retahíla interminable citaríamos a los Romanos-Italianos invadiendo Iberia y a sus cónsules exterminando iberos, celtas y lusitanos, o asesinando alevosamente, caso de Viriato que se cita.

O a las hordas de Tarik y sus beréberes invadiendo Hispania y ocupándola toda, excepto Covadonga. Lo que ahora reclaman algunos imanes quejándose de su expulsión de Al-Andalus.

Y, por último, por qué no se acuerdan de lo que irlandeses, ingleses y otros invasores de los hoy Estados Unidos-EU hicieron con los indígenas habitantes desde el 16.000 a. de C., especialmente con los Indios de Las Praderas, Sioux, Comanches, Cheyenes, etc. etc.

Aquí, cómo no, los populistas, es decir la extrema izquierda ultrarradical, se han apresurado a jalear a López, atacando a la Monarquía, blanco de sus iras y objetivo principal de su política destructiva, disparando cartuchos sin plomo, simplemente con pólvora ya mojada al albergarla en los recovecos de la gran piscina del casoplón de Galapagar, donde el líder de las hordas famélicas enterró las esencias de un partido inane de fundamentos doctrinales, mero refugio de perroflautas y de aventureros en busca de novedades políticas aparentemente renovadoras y regeneradoras. El azucarillo se ha ido disolviendo también salpicado por el agua de la piscina, al trasladarlo allí de la ruinosa cocina de Vallecas, donde se juró y perjuró mantenerse de por vida para ejemplo perenne a las multitudes que le arroparon desde los inicios, también dispersas al ritmo del propio azucarillo.

Pero este personaje, en reciente entrevista del canal que le lanzó a la fama, juró también que su partido se mantiene de los microcréditos que les proporcionan las pobres gentes pobres que le sostienen en su poltrona pública desde donde lanza constantes invectivas a la diestra o a la izquierda moderada, especialmente a los bancos por apoyar a determinados partidos, por no querer saber que los bancos pertenecen a sus impositores, gentes que también dan sus micro o macrocréditos a quien les da la real gana, en virtud del derecho que les asiste. Sin que debamos olvidar el apoyo que siempre han dispensado a los asesinos etarras o a los golpistas-separatistas catalanes.

También conviene que se entere, porque nadie lo ha explicado bien, que el gobierno saliente no apoyó a los bancos sino a las cajas, cuya ruina comenzó desde el mismo momento en que los políticos decidieron intervenirlas y su rescate fue una gran obra para salvar a millones de micro impositores, viudas, jubilados, etc. que, de lo contrario, hubieran quedado en la ruina.

Investigación histórica seria y libre de prejuicios, si, revisionismo histórico tendencioso y con meras intenciones políticas, no.